Etiquetas

jueves, 26 de abril de 2012

La imagen en la mesa

Hoy voy a hablar sobre un tema al que muchos no presta atención y es la imagen que tienen los demás jugadores de la mesa de mí y cómo poder usar esto para ganar fichas.

De forma inconsciente, a lo largo de una partida, iremos encasillando a todos los jugadores de la mesa y ellos harán lo propio con nosotros. Es OBLIGACIÓN del buen jugador intentar etiquetar al resto de jugadores lo más fielmente posible y evitar que lo hagan con nosotros.

Lo primero, intentar saber el tipo de juego de los demás. ¿Cuales son las claves? Pues al igual que en una película de misterio se sabe quien es el asesino al final. En este caso cuando finaliza una jugada y uno o varios jugadores muestran sus cartas para llevarse el bote es cuando debemos recordar lo que ha sucedido en la mano aunque no la hayamos jugado. Aspectos claves (para mí): Si las apuestas se comenzaron con una jugada fuerte, con un proyecto, con un farol...; Con qué cartas ha pagado la subida del rival: jugadas sólidas, proyectos, pareja baja... En qué posición se han hecho los movimientos (no es lo mismo apretar desde primeras posiciones que desde el botón), el jugador ha realizado algún movimiento corporal: simpatía, apatía, silencio, le ha temblado alguna parte del cuerpo -piernas, brazos, manos, labios-, se ha rascado, ha mirado el móvil, donde se ha llevado la mano mientras se desarrollaba la jugada y las más importantes para mí: Posición de las manos con respecto a las cartas (estaba moviendo las cartas, con las manos sobre los naipes, separadas de éstos, brazos cruzados, etc) y cuantas veces ha vuelto a mirar las cartas mientras se desarrollaba la jugada.

Con todo esto, al cabo de un par de horas, debemos tener un prototipo aproximado de cada jugador. Lo más importante a tener en cuenta es que cada jugador juega distinto dependiendo de la posición en la mano, así que tendremos que hacer un prototipo de cada jugador en cada posición. Tendremos cosas como: Jugador conservador en primeras posiciones, jugador farolero en el botón, jugador pagador de proyectos, jugador apostador en proyectos en primeras posiciones, jugador robador del bote en últimas posiciones, etc. Y por supuesto debemos ver con qué cartas entra en la jugada también dependiendo de la posición, así sabremos si un jugador es conservador o de amplio rango.

Lo segundo, trasmitir al resto de los jugadores la imagen que a nosotros nos conviene. ¿Cómo se hace esto? Básicamente con dos técnicas: Engañando con los gestos y enseñando las cartas que nos interesan.

Se puede decir que, en líneas generales, hay tres imágenes: Conservador, farolero y cualquiera.

La primera imagen es mi preferida, el objetivo de dar esta imagen es que el resto de jugadores se retiren -aún llevando una jugada decente- ante un farol nuestro. Para ello debes mostrar las cartas -aunque no sea necesario- cuando tengas jugada máxima (o al menos una jugada bastante potente). Cuando abandones una mano con un proyecto si eres el último jugador vivo también debes enseñarlas para mostrar que no arriesgas ni una ficha, así seguramente el otro jugador te enseñará las suyas. No muestres ni un farol, cuando has llegado al final de la mano y tienes una jugada débil intenta que el otro jugador muestre primero y, si él gana, tira tus cartas bocabajo y dí una jugada inmediatamente inferior a la suya (la jugada más fuerte que pierda). Para realizar el engaño gestual hay que tener práctica ya que vas a hacer unos gestos involuntarios voluntariamente, durante las primeras horas de la partida debes hacer un gesto cuando tengas jugada ganadora (por ejemplo, golpear con los dedos sobre el tapete o mover la pierna) eso hará que los otros jugadores asocien el movimiento a una jugada fuerte. Cuando vayas de farol debes hacer el mismo movimiento. A mi este método me funciona, pero ojo, como te pillen una jugada débil tu imagen se va al garete un par de horas al menos.

La imagen de farolero es muy fácil de hacer, sólo hay que enseñar las jugadas débiles. Con esta imagen se pretende sembrar para luego recoger, es decir, perder al principio unas cuantas fichas en faroles que seguramente perderás para luego hacer una gran apuesta en una buena jugada y ganar más fichas de las que se perdió. Cuando un jugador te gana varias veces tiende a pensar que siempre llevas una jugada menor que él y ese es el momento de Zasss.... en toda la boca!

Según el gran maestro Juanma Pastor, la mejor imagen es no mantener ninguna imagen, es decir, no mostrar nunca tus cartas ni dar absolutamente ninguna pista de tu juego. Así volverás locos a tus rivales, pues nunca sabrán de qué vas.

Otro aspecto muy interesante es la imagen que cada uno se hace involuntariamente, y de ella también te puedes aprovechar. Un caso que me ha pasado recientemente, durante el último campeonato mensual de póquer de Murcia se dio la situación de que perdí un par de manos seguidas con buenas cartas (todos sabemos que el river lo carga el diablo), ¿qué hay que hacer? Pues poner cara de cabreado, quejarte en todo lo que tengas que quejarte (sin faltar al respeto del resto de jugadores) y hacer muchos espavientos, pero en realidad hay que mantener la cabeza fría y salir al ataque con una buena jugada. Continúo por donde iba, tras un par de manos desastrosas estaba dando la impresión de que estaba desesperado, se reparte la siguiente mano y al levantar la esquina superior izquierda de las cartas veo el agradable ángulo que forma la letra A, esa placentera sensación se volvió a repetir al ver la otra carta, tenía la jugada deseada por todos AA; La mano viene sin subir a mi y en gesto despreciante arrojo las fichas al centro de la mesa diciendo con desgana y cabreo "All-in" todo el mundo abandona la jugada excepto un jugador bastante sólido que tenia A6 en sus manos, estoy seguro de que ese jugador JAMÁS hubiese pagado con esas cartas, él me miró, yo empecé a temblar con la pierna y a mover las manos demasiado dando síntomas de nerviosismo y debilidad, después de pensar el jugador dice la palabra mágica "CHECK", se descubren las cartas y el otro jugador pone cara de "Hijo p...".

martes, 10 de abril de 2012

Política = Fútbol + Iglesia

Tengo que confesar que llevo dándole vueltas a este post desde hace bastante tiempo, pero como se trata de política he preferido esperar a que pasen las elecciones para que nadie interprete lo que no es.

Antes de nada quiero que quede bien claro que todas las afirmaciones que hago son opiniones personales mías y, además, cuando hablo de políticos me refiero a todos o la gran mayoría, independientemente del partido político por el que militen. 

Adivinanza: ¿Cual es la profesión en la que no se necesita ninguna formación y se tienen grandes responsabilidades? Solución: Político. ¿Nadie se ha dado cuenta antes? Todos esos críticos televisivos que tienen la solución a todo (unas veces es la que propone el gobierno y otras las que propone la oposición) y que tienen el gran poder de que les escuche las masas, ¿no han caído en eso? ¿Ningún político honrado se ha dado cuenta? ¿Nadie intenta cambiar eso? O lo que es lo mismo, cualquier persona no cualificada para el puesto (por no llamarle inútil) puede gobernar nuestra ciudad, comunidad autónoma o país. ¿Dormís tranquilos sabiéndolo? Yo no.

Ya saldrá el listillo de turno que dirá: No es necesario que sepa de todo, para eso están los ministros, consejeros, asesores, etc. que son los especialistas. Pues no me lo creo. No me creo que una persona que ha sido ministro o consejero de A, luego de B y después de C sea tan inteligente. Y de los asesores mejor no hablo.

Vamos a ver, ¿porqué no le exigimos a nuestros políticos que estén formados para el cargo que quieren ocupar? ¿Es que no somos conscientes de que una mala gestión por desconocimiento puede acarrearnos muchos problemas a los ciudadanos de a pie? 

La gente de a pie ya esta desencatada, todos los políticos le parecen iguales, lo único que cambia son las siglas de su partido. Estamos tan acostumbrados a que se nos prometa una cosa y al gobernar no se cumpla (o incluso se haga lo contrario). Mira que esta táctica es antigua (desde tiempos de Felipe González, que yo recuerde), pero nada, nos la siguen haciendo.

Yo creo que el trabajo de político es como cualquier otro trabajo. Cuando tu pides trabajo para un puesto en una empresa lo primero que haces es presentar tu curriculum y si el departamento de personal lo considera oportuno te contrata. Pues en política debería ser igual, el curriculum del político es su programa electoral, pues ahí es donde se reflejan las actitudes (o aptitudes) y capacidades que tiene para el puesto al que aspira y, en este caso, el departamento de personal lo formamos todos los ciudadanos que manifestamos qué programa -curriculum- nos parece más apto para el puesto vacante.

Ahora bien, si yo digo en mi curriculum que se hablar 5 idiomas y resulta que al empezar a trabajar se dan cuenta de que no domino ni el castellano la empresa me despide procedentemente. ¿Por qué si el político de turno no cumple con su programa-curriculum puede seguir en su puesto? ¿No habrá que regular un mecanismo para evitar esto? Creo que la solución más idónea sería una auditoria periódica, si no eres capaz de hacer lo que me dijiste que estabas sobradamente preparado para hacer, a la calle y elecciones anticipadas. Seguramente así los programas electorales no prometerían el oro y el moro.

Dos personas distintas me dijeron una vez una frase cada uno que se me han quedado grabadas: El primero me dijo que la política es como el fútbol: "Todos quieren cobrar como los galácticos, pero la mayoría de los jugadores juegan en categorías inferiores y no llegan a fin de mes" y el otro me dijo que la política es como la Iglesia: "Los buenos están de misiones ayudando de verdad, los ambiciosos están arriba. En política los buenos son alcaldes de pequeñas pedanías que ni siquiera recuerdan a qué partido pertenecen, los trepas están arriba". Lo peor de todo es que puede que tengan razón.

En fin, me despido citando una conversación del gran constructor Sr. Bertomeu cuando le comunica a su "contacto" en el ayuntamiento que en la siguiente legislatura va a ser concejal de urbanismo en lugar de alcalde como él desea y éste muestra cara de decepción pues no le agrada la noticia. Entonces Bertomeu le dice: "No te pongas así, esto es mejor, los ayuntamientos son cementerios: Los alcaldes están muy vigilados y cuando acaban su mandato son cadáveres. Tu, sin embargo, tendrás más poder: Podrás elegir qué alcalde gobernará cada legislatura".