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jueves, 29 de noviembre de 2012

De mi enfermedad y cómo encontré la solución a los ardores

Hola a todos de nuevo, hoy os voy a hablar de la enfermedad que llevo padeciendo desde hace ya algunos años y que sólo los más allegados conocen, ¿por qué lo hago? Pues la verdad es que no me apetece mucho pero debo hacerlo para después contar lo que he descubierto relativo a los yogures ricos en L-casei (tipo Actimel) y lo perjudiciales que creo que son.

Yo sufro lo que se conoce como Hernia de Hiato, ¿y eso que es? Pues esto sucede cuando una parte del estómago sobresale dentro del tórax a través del orificio del diafragma. Las razones por las que se puede haber provocado son: envejecimiento (cosas de la edad, vamos), tos crónica, estreñimiento, obesidad, levantar objetos muy pesados, estrés y tabaquismo (en mi caso creo que mi razón fundamental ha sido la obesidad). ¿Y qué pasa si tienes esta hernia? Pues el problema es que el estómago cuando esta haciendo la digestión no queda "sellado" por la parte superior, por lo que si se adopta una posición horizontal los ácidos gástricos suben hacia arriba (es lo que se llama "reflujo").

Puah! Esto no es nada pensará alguien. Pues puede que una persona tenga hernia de hiato y ni lo sepa (porque cena poquito y se acuesta con la digestión hecha, por ejemplo), pero cuando el ácido gástrico sube esófago arriba sucede un ardor en la garganta (el esófago está literalmente quemándose con unos ácidos para los que no esta preparado) y -si esto se repite frecuentemente- con casi total seguridad acabará derivando en un cáncer de esófago.

Si te coge despierto todo esto es sobrellevable, pues te das cuenta de todo y rápidamente puedes tomar medidas, pero si te pilla dormido tenemos un problema: No te das cuenta de que los ácidos están subiendo hasta que llegan a la epiglotis. La epiglotis es una estructura cartilaginosa de la faringe que se cierra cuando pasa comida para evitar que esta pase a los pulmones (es, por así decirlo, el guardia urbano que decide qué pasa al estómago y qué pasa a los pulmones). Por donde íbamos, cuando los ácidos llegan a la epiglotis, ésta se cierra para evitar que entren en los pulmones, el problema es que el ácido no es que pase y ya está, sino que permanece rato en la faringe y esófago, por lo que la epiglotis se queda cerrada mientras hay ácido presente y entonces es cuando te despiertas (porque te ahogas, vamos) y, lo puedo asegurar, la sensación es muy desagradable. Desde que he tenido estas sensaciones puedo asegurar que la muerte por ahogamiento debe ser de las más terribles.

La historia es que despiertas, con la garganta ardiendo, con ácido en la boca y literalmente ahogado y sin poder respirar. La solución a esta situación simplemente es incorporarse, poco a poco iras pudiendo respirar más caudal de aire y dejarás de jadear por la asfixia. 

Para evitar todo esto los médicos te cargan de protectores de estómago y pastillas para acelerar la digestión. Medicamentos a los que me he negado a utilizar de forma regular (sólo cuando estoy más delicado). No es que me guste llevarle la contraria a los médicos, pero este tipo de medicamentos tienen un efecto "costumbre" que a la larga es bastante perjudicial. Digamos que el estómago se acostumbra a que "le ayudes" a realizar la digestión y al final esa ayuda se vuelve totalmente necesaria e imprescindible, punto al que no quiero llegar.

¿Y para que cuento todo esto? Pues porque como tengo el estómago "delicado" me sucede que frecuentemente tengo ardores, sobre todo por la noche y la mañana -mejor dicho tenía, porque accidentalmente he encontrado la solución-.

Los ardores en el estómago no son más que ácidos gástricos sin nada que disolver, por lo que se entretienen en hacer "cosquillitas" en las paredes del estómago. Cosas malas para los ardores: Beber agua después de cenar, fumar, tragar saliva, comer chicle, tomar café, tomar bebidas carbonatadas y un montón de cosas más. En general, todo lo que caiga al estómago o haga creer a nuestro cuerpo que cae al estómago y es muy poca comida. Para eliminar estos ardores usamos protectores de estómago, yo -y los médicos- recomendamos los basados en "bomba de protones" (el omeoprazol es el más extendido, el que yo uso es 40 veces más potente que el omeoprazol) por ser los más inocuos al cuerpo y que se basan simplemente en una reacción química que transforma el ácido gástrico en otro líquido inofensivo. A cambio tendrás algo de diarrea al día siguiente.

Hace así como un mes, hablando con un amigo me dijo que el sufría frecuentemente de ardores (fuma mucho, que digo mucho, muchísimo -por ello no me extrañó que tuviera ardores) y me aseguró que había conseguido quitárselos. ¿Cómo lo has hecho? -me apresuré a preguntar- y la respuesta fue muy sencilla: Tomo un actimel cada mañana.

Mierda! Yo me niego a tomar actimel puesto que es mucho más perjudicial a la larga su ingesta continuada que beneficiosa. ¿No lo sabias? Los L-caseis (o Lactobacilus Caseis, como se conocen científicamente) es una bacteria que esta presente en la boca e intestino de los humanos, responsable de producir ácido láctico. Si introducimos continuamente esta bacteria por medios externos en nuestro organismo (se estima que durante más de 15 días) nuestro organismo deja de poseerla -podemos decir que se acostumbra a que la suministremos del exterior- por lo que estamos condenados a seguir consumiendo diariamente este producto.

Estaba en una encrucijada, por un lado me aterraba la idea de tomar Lactobacilus Caseis externos diariamente, pero por otro lado podría despedirme de los ardores matutinos y nocturnos, ¿qué hacer?  Quizás los responsables de este efecto beneficioso no sea la dichosa bacteria sino la leche (o el yogur). No hay problema, a beber leche! No, no, se me olvidaba deciros que la leche no me sienta bien (no sé que intolerancia tengo, pero es así), así que solo me queda beber yogur todas las mañanas a ver que pasa.

Dicho y hecho, la primera dificultad la encontré en el super, pues yogures líquidos de tamaño individual que no contenga Lactobacilus casi no existen, solo encontré unos de marca blanca sabor fresa y unos dibujitos muy, pero que muy infantiles.

A partir del 5º día de toma de yogur los ardores desaparecieron por completo, reduciendo drásticamente mi ingesta de protectores de estómago. Por lo tanto, chicos, a tomar productos lácteos, pero sin añadidos "milagrosos" que pueden perjudicarnos más que beneficiarnos.

Saludos!