Hola de nuevo a todos, llevo tiempo dándole vueltas a la idea de publicar esta historia o no, y es que el póquer es un juego de personas orgullosas, que normalmente nunca cuentan que pierden y cuando lo hacen es porque las probabilidades le han jugada una mala pasada.
Pues en esta ocasión voy a contar una jugada que me desplumó y sola y exclusivamente por mi culpa, por no saber separar las emociones del raciocinio que se debe demostrar en este juego.
Os pongo en situación: partida de cash de 5 jugadores, todos nos conocemos de hace tiempo. En ese momento aparece un sexto jugador que -educadamente- pide permiso para incorporarse a la mesa.
Todos conocemos perfectamente a este jugador y a ninguno nos hace gracia jugar con el, pero aceptamos que se siente, ya que todo el mundo pensó que en la primera jugada se iba a quedar sin fichas y se iba a largar. Todos sabemos cual es la estrategia de juego de este jugador: ninguna, simplemente cree que cuantas mas fichas apueste más posibilidades tiene de ganar (normalmente hace all-in todas las manos, hasta que se queda sin blanca).
Comienza la jugada, yo soy ciega pequeña y el jugador nuevo ciega grande, todo el mundo iguala la ciega grande hasta que llega mi turno, miro mis cartas y me encuentro A 10 suiteado: esta mano es para mí. Como se que la ciega grande va a hacer una subida me quedo quieto y simplemente igualo; Cuando llega el turno de la ciega grande sucede lo que yo (y todo el mundo) esperaba, sube 40 veces la ciega grande (una apuesta descomunal con la clara intención de robar las ciegas), comienza el turno de intervención del resto de jugadores a esta subida, el primero foldea, el siguiente paga, el siguiente resube a all-in, el siguiente paga el all-in y yo, encabezonado en que la jugada era para mi, también pago, todos los jugadores implicados igualan y se descubren las cartas del all-in a 5 personas.
En primer lugar descubre el nuevo jugador: 3 7, todo el mundo esperaba que la jugada sería totalmente arbitraria -en este caso pésima-, siguiente jugador: K 10, voy dominándole la mano, el siguiente jugador A 3, también domino, ¿qué te digo yo? Que la mano es para mi!!! y el siguiente jugador muestra A K, mierda! ya se ha jodido la jugada. De repente me da por pensar ¿qué ha sucedido? Todo el mundo se ha quedado a la espera para pillar al nuevo, maldición si me hubiese parado a pensar un poco lo hubiera visto, una resubida a la subida bestial del nuevo sólo se hace cuando te has quedado escondido para salir a machacarte al rival, he pecado de novato. Yo era el último en tomar la decisión, es decir, soy el jugador que más información tiene de la jugada y me la he pasado por la planta del pie, imperdonable.
Para colmo en el flop aparece un rey, la peor carta que podía ver, ya es casi imposible que yo gane pues si aparece el 10 me gana el jugador de K 10 y si aparece el As me gana el de A K y no tengo posibilidad de color con lo que ha salido.
Resultado final de la jugada: Dobles parejas de 3 7 para el jugador nuevo y cabreo del resto de la mesa. Hay que ser racional, me retiro de la mesa por esa noche, tengo posibilidades de seguir jugando pero preveo que va a ser un desastre por dos motivos: El primero es que el resto de los jugadores van a jugar muy agresivos después de esta jugada y el segundo motivo es que la jugada me ha dejado tocao porque lo he hecho fatal, así que es mejor tomarse una copita con unos colegas que había de observadores mientras se comenta la jugada y ya se jugará otro día.
Conclusión: Cuando haya un primo en la mesa al que teóricamente se le va a ganar fácilmente no se puede bajar la guardia con el resto de jugadores ya que todos van a intentar desplumarlo y en el camino pueden pillar a otro jugador en medio, procura que no seas tu.
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